Los chakras son centros energéticos en nuestro cuerpo. No son físicos, son como el aura, no todo el mundo lo puede ver. Están situados en una linea vertical que cruza centralmente nuestro cuerpo. Son siete, de arriba a abajo, el chakra de la corona, del tercer ojo, de la garganta, del corazón, del plexo solar, del sacro y de la raíz. Regulan el flujo de energía por nuestro interior. Su funcionamiento se refleja en las decisiones que tomamos frente a las diferentes situaciones de nuestra vida. Según como esté cada uno, abierto o cerrado, nos condiciona a la hora de sentir o pensar. Todos nuestros sentimientos, nuestras experiencias, se dividen en siete categorías y cada una de ellas está asociada a un chakra. Cuando tu consciencia está tensa es porque hay algo mal en uno de nuestros chakras y esto acaba afectando a nivel físico a nuestro cuerpo. Si la persona reacciona ante la señal física que se le ofrece, y soluciona el problema todo se vuelve a equilibrar.
Los chakras de la parte superior controlan nuestro estado mental y los de la parte inferior nuestro lado instintivo. Cuando están abiertos están operativos pero si están semicerrados otros chakras tienen que estar sobre-activos para compensar.
El chakra de la corona se simboliza en color lila o blanco, rige el cerebro, el cráneo y el sistema nervioso. Se relaciona con la empatía, con la capacidad de sentir lo que sienten los demás.
El del tercer ojo es de color azul oscuro, está relacionado con la nariz, las orejas, los ojos, el cerebelo y la pituitaria. Con la percepción extra sensorial y la conexión con el subconsciente.
El de la garganta es azul claro, relacionado con la voz, la garganta, los bronquios, la tiroides y la parte superior de los pulmones. Asociado al sentido del oído, a la expresión de los sentimientos, la expresión artística y la creatividad.
El del corazón es verde. Rige la parte inferior de los pulmones, la piel, el corazón, las manos, el timo y el sistema circulatorio. Es el asociado al sentido del tacto, la relación con el propio cuerpo, la sensibilidad y el amor.
El del plexo solar es amarillo. Dirige el hígado, estómago, páncreas y sistema nervioso vegetativo. Vinculado al sentido de la vista, es el centro del poder, el control y el sentimiento de ser uno mismo.
El del sacro es naranja. Asociado a los órganos reproductores, los riñones y el aparato digestivo. Controla el sentido del gusto, el apetito, el sexo. Relacionado con lo que el cuerpo quiere y necesita, con el placer.
El de la raíz es rojo. En contacto directo con la columna vertebral y los huesos en general, las piernas, el intestino y las glándulas suprarrenales. Con el sentido del olfato. Relacionado con la seguridad, la supervivencia, el hogar, el trabajo...
La relajación nos ayuda a sentir la circulación de la energía por el cuerpo y a aprender a abrir y cerrar los chakras a voluntad, ya que tampoco es adecuado que todos entén igual.
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