Samhain es la festividad de origen celta más importante. Es el inicio del año wiccano y el último festival de la cosecha. Se celebra el 31 de octubre en el hemisferio norte y el 1 de mayo en el hemisferio sur. Se conoce también como halloween o la víspera de todos los santos. Esta noche los espíritus de los muertos salen y rondan a nuestro alrededor. Tradicionalmente se tallaban calabazas y se les ponía una luz dentro, esta luz era la encargada de guiar a los espíritus en su viaje la noche de todos los santos. Durante la cena es tradición poner una silla de más en la mesa y un plato y cubiertos para el familiar que nos ha dejado y que estará presente con nosotros. Esta noche el velo entre la vida y la muerte es más fino que nunca y los familiares que se han ido visitan a sus seres queridos.
En la wicca, esta festividad representa la muerte del dios, por lo que la diosa lo llora, y el nacimiento de su nuevo hijo, cerrándose así el ciclo de la vida. Es una noche para pensar en la mortalidad, pero también en el renacimiento. Es un momento de regeneración.
Pon velas naranjas, rojas o negras. Prepara alimentos de temporada como calabazas al horno, manzanas o galletas. Las flores dedicadas a los difuntos son bienvenidas en tu altar, como por ejemplo los crisantemos o los lirios. Talla calabazas y pon una vela en su interior, si la lavas antes con agua salada le darás más poder. Para atraer a los buenos espíritus a tu casa, espolvorea un poco de salvia blanca en el umbral de tu puerta. Pon inciensos de mirra o sándalo. Deja manzanas como ofrenda y velas blancas encendidas en las ventanas para guiar a los espíritus que pasen junto a tu casa.
Es una noche mágica muy propicia para la adivinación y el contacto con los espíritus, pero ten mucho cuidado, pues no solo los buenos espíritus estarán presentes.
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