La mandrágora o manzana de satán existe a pesar de lo que muchos puedan creer. Se trata de una planta de la especie fanerógama, de las solanáceas. Es utilizada en medicina y muy usada durante los rituales mágicos. Suele vivir en zonas sombrías, húmedas y con poco sol. Tiene unos frutos amarillos, anaranjados similares a una manzana pequeña, áltamente tóxicos. Sus flores son muy apreciadas ornamentalmente. Pero es su raíz semejante a una figura humana lo que la dota de poderes mágicos. Es una planta muy tóxica ingerida, pero sus efectos también se absorben a través de la piel, por lo que hay que manipularla con cuidado. Provoca alucinaciones y puede provocar la muerte. En muchos paises su cultivo está prohibido.
Los magos usaban sus raices por su parecido a la figura humana, tallándola en ocasiones para que se asemejara más. Algunos la adoraban como a pequeños dioses. Las brujas la utilizaban para realizar hungüentos y en rituales.
Se cree que crecía por los fluidos biológicos que caían del cuerpo de un ahorcado. Al arrancar una mandrágora, ésta chillaba lamentándose pudiendo provocar la locura y la muerte del que la sacara. Por este motivo, se utilizaban perros que se ataban a la raíz y se les hacía tirar de ella.
La leyenda dice que las mandrágoras se transforman en hombrecitos con vida propia que ayudan al dueño de la planta.
La mandrágora contiene alcaloides, similares a la belladona, por lo que se usa como anestésico, para reducir el dolor y para úlceras. Pero en altas dosis puede producir el coma y la muerte.
Mágicamente se usa frente a la esterilidad, como afrodisíaco, como potenciador de visiones, para la adivinación y como protección frente a las fuerzas del mal.